El sábado 30 de octubre, tribus de Gavà y Castelldefels consiguieron colapsar el aeropuerto de Barcelona durante más de una hora.
Protestaban así contra el ruido y el peligro que representan los aviones.
Ante la impotencia de hacer algo, varios policías apuntaba las matrículas de los coches que llevaban pequeños adhesivos pegados en las ventanillas del coche ("¡ruidos no!", ¡peligro no!", etcétera).
¡Pero si los que sufrimos las constantes incursiones aéreas sobre nuestros territorios siempre llevamos los adhesivos pegados!
¡A ver qué juez es capaz de hacer una reacción química entre el artículo 20 de la Constitución (libertad de expresión) y el derecho de utilizar el coche a cualquier hora sin quemarse los dedos!".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de noviembre de 2004