No ha cambiado nada la política permisiva de Metro de Madrid con los fumadores; si es que hasta los vigilantes fuman como carreteros. Fuman, lo he visto, y mucho. Hay otros que no, pero, ¡amigo!, atrévete a decirle que reprenda a alguien por fumar y te contestará que él no está para eso, y además le podrían pegar y perjudicar. Entonces mi pregunta es: ¿para qué se preparan los vigilantes?, ¿no será que pretenden hacerlo todo con talante y sin herir sensibilidades?, y que luego no vengan con la excusa de que son guardias, o vigilantes o mentores... Y que Metro de Madrid tome nota del de Barcelona, que, aunque más oscuro, allí nadie fuma.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de noviembre de 2004