Alemania estudia suprimir un día festivo con el objetivo de favorecer el crecimiento y contener el déficit público, según señalaron ayer fuentes próximas a la coalición en el Gobierno.
La fiesta nacional alemana, que hasta ahora se celebraba en el aniversario de la reunificación, el 3 de octubre, será trasladada al primer domingo del mes de octubre, indicaron estas fuentes. Al suprimir la fiesta, Berlín espera un pequeño impulso a la economía, y confía en las previsiones de quienes estiman que un día laborable más puede traducirse en un crecimiento adicional del 0,1%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de noviembre de 2004