Hagamos notar que Comedia tempio data de 1990. Nos separan 14 fatigosos años de caminos agotados. Ahora Nadj revisa y remonta su obra de antaño, que ya parte de una pretenciosidad excesiva al intentar "culminar" un proyecto inconcluso del psiquiatra (entusiasta freudiano de primera hornada) y escritor húngaro Jozseff Brenner (1887-1919). El espectáculo es todo efecto y maquinaria manual, escualidez sin progresión, artilugios móviles muy elaborados que abruman. No hay baile, sino una incansable pantomima enlazada sobre el absurdo de viñetas o miniaturas donde se satirizan los comportamientos reflejo o intuitivos y las libres asociaciones, provocando el descabellado de la acción. Eso tiene un tardío perfume dadá. La verdad es que varios espectáculos de Nadj se parecen entre sí (en Madrid vimos su Woyzeck), lo que no quiere decir en lo absoluto que tenga un estilo ni que conserve interés.
Centre Chorégraphique D'Orleans
Comedia tempio. Coreografía y dirección: Josef Nadj. Música: Stevans Kovacs Tickmayer. Escenografía: Goury. Vestuario: Catherine Rigault. Luces: Rémi Nicolas. Teatro de Madrid. 2 de noviembre.
Lo válido que queda en esta pieza es su música, debida a Stevan Kovacs Tickmayer (Novi Sad, 1963). Es una fuente de energías desarrolladas a través de varias influencias: Bártok, primero; luego Gúrtak y por fin el jazz y su condición personal de instrumentista múltiple con un ostensible incidental lleno de brusquedades, rupturas y repeticiones donde se impone casi siempre su potencia incontestable.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de noviembre de 2004