Al lado de la escuela Tecnos de Terrassa, donde estudian mis hijos, están trabajando en una obra en la que el brazo de una grúa de grandes dimensiones está sobrevolando continuamente el patio y la entrada de la escuela.
Los padres que acompañamos a nuestros hijos hemos podido comprobar como los bloques de hormigón que actúan de contrapeso, se balancean día tras día por encima de las cabezas de los niños cuando entran y salen de la escuela o cuando simplemente juegan en el patio.
Recientemente se actualizó la normativa vigente para las grúas de las obras -Real Decreto 836/2003, de 27 de junio-, y me consta que el colegio ha hecho todo lo posible por acabar con este peligro.
Yo mismo he escrito al Ayuntamiento sin recibir respuesta alguna y tampoco he apreciado ningún cambio.
Es posible que la nueva normativa no prevea claramente el contrapeso de la grúa como una carga prohibida que no pueda pasar por encima de la gente. Pero ¿hemos de esperar a sufrir un accidente para hacer algo o nos dedicamos a hacer como el avestruz, que esconde la cabeza para no ver el peligro?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de noviembre de 2004