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OPINIÓN DEL LECTOR

Detalles

Desde que tengo perro paseo calmadamente por las calles de mi barrio, lo que me fuerza a observar múltiples detalles que antes me pasaban inadvertidos. Tengo las generalizaciones por injustas, por lo que cuando me refiera a los taxistas vaya por delante que imagino a la mayoría tan indignados y contrariados como yo por el comportamiento que quiero denunciar: no hay día que no vea a alguno parar en el tramo de la calle de Fray Bernardino Sahagún, donde coincide en un lado la verja de un colegio y en el otro el cercado vallado de un solar para bajarse y, abriendo la puerta que usualmente utilizan los pasajeros, evacuar sus necesidades menores.

Quizá deba el Ayuntamiento, como organismo del que dependen, buscar una solución que facilite a estos trabajadores el cumplimiento de sus necesidades biológicas sin violentar la sensibilidad ni las buenas maneras para la convivencia a las que debe aspirar una ciudad en este siglo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de noviembre de 2004