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COLUMNA

El sainete

Pues nada, que el sainete continúa. ¡Y con qué brío! Hay que ver el entusiasmo con que nuestros políticos de la derecha defienden nuestra lengua. Ahí tenemos, por ejemplo, a Rita Barberà, la alcaldesa de Valencia, que, para comunicarnos a sus vecinos la muerte del poeta en valenciano, Xavier Casp, publicó la esquela del Ayuntamiento ¡en castellano! Pero el sainete continúa, como decía. Ayer, el conseller González Pons fue entrevistado en Canal 9 por Carlos Dávila. Y salió, como era de esperar, la cuestión de la lengua. Era cosa de ver las vueltas y revueltas que daba el señor conseller para que no se le escapase afirmar que el valenciano y el catalán son una misma lengua, como él sabe muy bien, porque es persona culta. "Yo no soy filólogo", decía. "Sólo sé que mis padres, mis abuelos, mis antepasados, siempre han hablado en valenciano". Y añadía que "nadie tiene que venir a decirnos qué es lo que hablamos los valencianos". Y sigue el sainete. Éste mediático. Por lo visto, Dávila presentará todos los martes, en Canal 9, un programa titulado En exclusiva, en el que entrevistará a un personaje relevante de la Comunidad Valenciana. Seguramente es que entre los profesionales valencianos no se encuentra un periodista digno y capaz de entrevistar a nuestros personajes relevantes y el presidente del Consell, Francisco Camps, que es quien manda en la RTVV, ha tenido que recurrir a un periodista de Madrid, al inefable Dávila. El caso es que la Radio Televisión Valenciana está prácticamente en quiebra, con un enorme déficit que hemos de pagar los contribuyentes valencianos. Y estos señores de Madrid -Dávila o Julián Lago, por ejemplo- cobran lo suyo. Y sus programas los emiten en horas de poca audiencia, pasada la medianoche. Decía hace unos días Dávila, muy enfadado, en la tertulia La Espuela, que no estaba dispuesto a pagar con sus impuestos la importante suma que cobra Julia Otero por su programa en TVE, ya que esta cadena arrastra un déficit enorme. Lo mismo que la Televisión Valenciana. ¿Podría uno decir, también, con gesto enfadado, que no está dispuesto a pagar con sus impuestos lo que cobrará Dávila, que no será poco? ¡Qué desfachatez!

fburguera@inves.es

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de noviembre de 2004