Tengo bastantes amigas feministas. Cada día me alegro más de que reclamen sus derechos sin miedo, incluso las que no son feministas. Estamos en el siglo XXI y ya es hora de que terminemos con las diferencias entre sexos. Sin embargo, no las veo reclamar, ni un poco, las mismas obligaciones que los hombres. Vaya igualdad más rara que exigen algunas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de noviembre de 2004