Cumplía el XXI Festival de Jazz de Madrid con su cuota reservada a la modernidad. Se eligió para ello a la Vienna Art Ochestra y a fe que no defraudó: su concierto del viernes fue de los que el aficionado hablará por mucho tiempo, tanto por la música que se escuchó, de primera categoría, como por lo que rodeó a la misma: una puesta en escena impropia de un género que ha hecho del antiespectáculo seña de identidad. La VAO ataca la esencia misma del jazz contraviniendo la ley no escrita por la que el jazzman ha de poner todo cuanto esté en su mano para afear la apariencia de su música.
En Big Band Poesie, el espectador se encuentra con una orquesta de campanillas pero también con un espectáculo donde nada queda al azar y las luces juegan su papel. Aún los movimientos de los propios músicos obedecen a una coreografía estudiada. Nada se diga de lo que éstos tocan: semejante acumulación de talento sobre un escenario como la que ofrece la VAO no es cosa que se vea todos los días. El mejor jazz imaginable servido con ironía y buen humor. Benditos sean Mathias Rüegg y su cohorte de músicos extraordinarios y enloquecidos. El jazz les necesita.
XXI Festival de Jazz de Madrid
Vienna Art Orchestra Big Band Poesie. Mathias Ruëgg, dirección, composición y arreglos. Centro Cultural de la Villa, 19 de noviembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de noviembre de 2004