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OPINIÓN DEL LECTOR

Desatino

Ya fue una necedad tan abultada como el propio montículo (y supongo que tan cara) anegar con tierra la fuente de Atocha para exhibir la plantación de cipreses conocida como El bosque de los ausentes, tan efímero como la efeméride para la que se preparó.

Por si no hubiera sido suficiente, ahora se incurre en una necedad aún mayor, como es el talar varias decenas de plátanos de edad y porte respetables para levantar, dicen, un monumento natural definitivo a las víctimas de aquel infausto 11-M.

¿Es que no había otro lugar en todo Madrid en donde poder plantar los cipreses sin tener que recurrir a la tala de tan hermosos ejemplares de plátanos? O, de preferirse el Retiro como jardín más emblemático de la ciudad, ¿no podrían haber convivido los ejemplares de ambas especies? ¿No se le ocurrió al concejal de turno pensar que las especies arbóreas son mucho más tolerantes que nosotros?

Ruego a los ilustres ediles de Madrid que, aunque sólo sea por el respeto que merecen las víctimas, dejen de hacer tanta majadería en su nombre.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de noviembre de 2004