La Audiencia Provincial de Alicante celebró ayer el primer juicio en España por malos tratos en el que la víctima declaró por videoconferencia, para evitar enfrentarse cara a cara con el agresor, y garantizar su testimonio sin coacción. La mujer declaró desde una dependencia de los juzgados de Benalúa, a unos tres kilómetros del tribunal. La víctima no fue por tanto observada por el acusado, que afronta 10 años de cárcel por agresión sexual y lesiones. La Sección Primera de la Audiencia aplicó así el protocolo firmado en octubre entre su presidente, Vicente Magro, y la juez decana de Alicante, Montserrat Navarro, para proteger a testigos relacionados con violencia doméstica, narcotráfico y prostitución. Para Magro, el objetivo del sistema es evitar que un testigo coincida en la sala o en los pasillos con el acusado y garantizar que se expresará con plena libertad, "sin coacciones", precisó. La víctima del caso de ayer ofreció su versión con un discurso relajado, sin tensión o nerviosismo.
Según el relato del ministerio público, el acusado, un colombiano de 38 años, golpeó repetidamente a la mujer y la agredió sexualmente. La agresión se produjo la noche del 7 de diciembre de 2002, en casa de la mujer en una urbanización del extrarradio de Alicante. El agresor, que había mantenido una relación sentimental con la víctima un año antes, llegó a la casa invitado por la mujer. Sobre las 22.00, siempre según la versión del fiscal, el hombre, en estado ebrio, comenzó a golpearla y luego la agredió sexualmente. La víctima escapó desnuda en su coche y llegó al servicio de urgencias del hospital de San Juan.
El acusado niega la imputación. El hombre asegura que la noche de autos aún mantenía una relación de pareja con la mujer. Sobre la agresión dice no recordar nada porque se emborrachó: "Había bebido ron. Entonces perdí el conocimiento, y cuando lo recobré estaba declarando en comisaría".
Mientras, la mujer ofreció una versión más detallada. Aseguró que había mantenido una relación con el procesado, pero que el día de la agresión sólo eran amigos. La víctima admitió que el agresor salió de la casa dos horas y volvió con una botella de ron. "Después de cenar le invité a que se acostara en la habitación. Yo lo hice en el sofá del salón", declaró. "Tras diez minutos se abalanzó sobre mí y comenzó a golpearme. Dijo que me iba a matar. Me estuvo pegando al menos dos horas. Luego, me llevó al dormitorio y empezó a meterme los dedos en la vagina. Aproveché que se fue al aseo para escapar", añadió. Al término de la vista oral, el fiscal mantuvo su petición de diez años de cárcel para el encausado, aunque incluyó la atenuante de ebriedad.
La videoconferencia ya se ha aplicado por los juzgados para declaraciones de testigos o peritos que se encuentran en una ciudad distinta a la de la vista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de noviembre de 2004