Señor Gallardón: soy madrileño nacido en el barrio de Universidad, bautizado en la iglesia de San Ildefonso, y tengo 75 años; o sea, madrileño de pura cepa. La pasada semana he "paseado" dos días por Madrid y he visto cómo se están achicando las aceras, reduciendo los espacios de ocio, etcétera.
Me he sentido triste, y por mi bagaje a cuestas, me creo autorizado a decirle que las ciudades son para disfrutarlas; nunca para padecerlas, sufrirlas. Todo esto viene a cuento porque usted está convirtiendo Madrid en una ciudad para el automóvil, en vez de hacerla para el peatón. Reflexione sobre mis consejos: a) la ciudad debe ser para el disfrute del peatón; b) dote a la ciudad de buenos y abundantes medios de transporte públicos, a precios razonables, y c) el peatón se lo agradecerá y responderá dejando el coche.
Las más importantes ciudades europeas se están peatonalizando a ritmos frenéticos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de noviembre de 2004