¿Imaginan a un funcionario de Correos que tuviese que llevar las cartas en sus manos por no disponer de una bolsa? ¿O a un político que no dispusiera de micrófono y tuviese que decir sus discursos a gritos? ¿Imaginan a un médico auscultando de oído a un enfermo por falta de instrumental? ¿O a un catedrático sin papeles ni bolígrafos? ¿Imaginan a un guardia urbano sin silbato? ¿O a un pintor sin pinceles? ¿Imaginan un concierto sin instrumentos?
La Cultura en Andalucía se sigue considerando un privilegio, un lujo. Se sigue fomentando una cultura de escaparate, de impacto mediático, basada en el protagonismo del artista como objeto de consumo cultural, en lugar de en el desarrollo y el crecimiento del sentido artístico y la crítica de la cultura entre los ciudadanos. Señores políticos: el nivel cultural de un país depende de la educación de sus ciudadanos. Déjense de demagogia y, antes de abrir un conservatorio, hagan el favor de poner los pianos necesarios dentro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de noviembre de 2004