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COLUMNA

¡Vivan!

Como tengo malas costumbres, relativamente, que tampoco es cosa de presumir, el apagón de la madrugada del domingo al lunes me pilló despierta. Y no saben lo poco que se ve cuando la luz se va de noche, no solo en la casa de una, sino en todo el espacio que la vista alcanza a ver, o más bien a intuir al otro lado del balcón. Ni un resquicio de luz, oscuridad total a las dos de la mañana, como en una película de terror. No pasa nada, pensé, vendrá en un momento; y como tenía la batería del móvil cargadita intenté comunicarme con Sevillana, más que nada por un afán, no se si profesional o simplemente cotilla, de enterarme de todo. Esta vez no tuve suerte a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera, en fin que no pude comunicar con una voz humana que me diera una explicación por pequeña que fuera, del desastre que había dejado sin luz, luego lo supe, a un millón de personas en Sevilla, Huelva y Badajoz. La voz que escuchaba al otro lado del teléfono había sido humana en otro momento, ahora era una simple grabación continua que me indicaba que Sevillana no podía atenderme porque todos sus técnicos estaban ocupados. Digo yo que alguno estaría durmiendo, no todos, porque a alguno al poco rato se le ocurrió cambiar la grabación por otra que decía más o menos que Sevillana informaba de que se había producido una incidencia que afectaba al área geográfica de Sevilla, que si era lo que quería saber, pues eso, y si era otra cosa que esperara un momento. No era eso lo que quería saber porque ya lo sabía, lo que quería saber era cual era la incidencia y por qué, pura curiosidad profesional, ya digo, porque la verdad es que lo importante ya lo sabía, acababa de darme un golpe en la espinilla debido un tremendo apagón que me confundía por el pasillo, no sabía si Sevillana sabía que había un apagón o la incidencia esa que no sabía yo muy bien lo que era. Total, al día siguiente la misma Sevillana- Endesa, que en Barcelona se llama Fecsa-Endesa volvió a "desalumbrar" a los barceloneses. Y así sucesiva y retrospectivamente, porque poco antes había sido Unión Fenosa en Madrid. Con tantas eléctricas y tan bien coordinadas, da gusto, se nos va la luz a todos y así ninguna comunidad autónoma sufre desagravios, ni asimetrías. ¡Vivan las eléctricas!

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de noviembre de 2004