A la agencia nuclear de la ONU se le han abierto dos nuevos frentes, aunque sin la carga explosiva de los casos de Corea del Norte o Irán. Se trata de Corea del Sur y de Brasil. El país asiático, según un informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha desarrollado durante dos décadas experimentos nucleares secretos en flagrante violación del Acuerdo de Salvaguardas del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Tras ser descubiertas, las autoridades surcoreanas han permitido en el último año a los inspectores de la ONU visitar sus instalaciones, tomar muestras y han dado información sobre sus experimentos secretos. Ayer, el director general de la agencia, Mohamed el Baradei, señaló que la cantidad de material usado en esas operaciones "no era significativa", pero que era "muy preocupante" el hecho de haberlas mantenido ocultas. No obstante, dada la gravedad de las violaciones del TNP y la posibilidad de que EE UU llevase a su viejo aliado ante el Consejo de Seguridad, una numerosa delegación surcoreana desembarcó ayer en Viena para minimizar daños.
Aunque el OIEA no tomará una decisión hasta hoy, un ministro surcoreano aseguraba anoche que la agencia se había mostrado comprensiva con el pecado de su país y que Seúl no sería denunciado ante el Consejo de Seguridad.
La sorpresa surcoreana es munición para Corea del Norte, que se queja del doble rasero de la comunidad internacional para juzgar su caso mientras mira para otro lado en el caso de Seúl. Sobre Pyongyang, El Baradei se limitó a recordar que el OIEA "no ha llevado a cabo ninguna actividad de verificación" en ese país "desde diciembre de 2002".
En cuanto a Brasil, El Baradei anunció que se había llegado a un acuerdo para inspeccionar la planta de enriquecimiento de uranio de Resende, en el Estado de Río de Janeiro. Ese acuerdo, que se formalizará en un par de semanas, pone fin a un año de disputas entre Brasil y el OIEA.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de noviembre de 2004