El PP de Cataluña abrió ayer su congreso sin el menor asomo de autocrítica, pese a que desde 2002, cuando Josep Piqué fue elegido presidente, no ha alcanzado los objetivos fijados: ni es un partido de gobierno en Cataluña, ni ha desplazado a CiU del espacio centrista, ni ha aportado un caudal de votos y diputados significativo en las legislativas, las tres metas que perseguía. Pese a ello, el presidente del partido, Josep Piqué, propondrá hoy a los congresistas que apoyen una dirección de continuidad.
Piqué se puso al frente del PP de Cataluña hace dos años con el encargo expreso del entonces presidente del partido y del Gobierno, José María Aznar, de resolver la anomalía que para la derecha española suponía su siempre escasa representación parlamentaria en las cuatro provincias catalanas en comparación con otras comunidades. Pero en las legislativas de 2003, en Cataluña, al igual que en Andalucía, el PP se estrelló espectacularmente. Perdió seis de sus 12 diputados.
La derrota del PP en las elecciones legislativas fue atribuida ayer a los "infundios" lanzados por el PSOE en las "circunstancias trágicas y lamentables" del 11 de marzo, cuando se produjo el atentado en Madrid. Lo afirmaron así en sus informes al congreso el secretario general, Rafael Luna, y Jorge Fernández Díaz, secretario general del grupo parlamentario del PP en el Congreso. Ni una palabra sobre los 18 puntos porcentuales de ventaja que los socialistas catalanes les sacaron en las legislativas.
El consuelo para el PP es que, posteriormente, en las elecciones europeas, quedó como segunda fuerza en Cataluña, por delante de CiU, por primera vez en su historia. A este avance se ha agarrado Piqué para dar credibilidad a su pretensión de ocupar el espacio centrista en el que durante décadas CiU ha campado sin rival.
La única voz crítica ha sido la del ex diputado leridano José Ignacio Llorens, acompañado de unos pocos ex dirigentes. Ayer continuaban recabando avales entre los compromisarios. Necesitaba reunir 235 para que su candidatura fuera aceptada, lo que le resultaba muy difícil. A las diez de la noche, Piqué contaba con 853 avales, lo que en la práctica significaba que Llorens no podría lograr su objetivo, dado que hay 1.163 compromisarios.. Llorens amenazó con promover un voto de castigo a Piqué si no lograba formalizar su candidatura. El informe del secretario general fue aprobado con 22 votos en contra y 6 abstenciones.
El congreso votará hoy una propuesta de la dirección en la que Piqué sigue como presidente; Luna, como secretario general, y Francesc Vendrell, Dolors Nadal y Alberto Fernández Díaz, como vicesecretarios. Con ellos se propone revalidar a los seis secretarios ejecutivos: Carina Mejías, Àngels Esteller, Daniel Sirera, Xavier García Albiol, Santiago Rodríguez y Josep Maria Fabregat. Piqué pretendía que estos dirigentes, más otros cuatro, configuren el comité político como órgano efectivamente dirigente del partido. Pero anoche, la ponencia que pretendía crearlo fue derrotada. De manera que no se sabía qué encaje iban a tener en la dirección Jorge Fernández Díaz, Alicia Sánchez Camacho y las dos únicas incorporaciones de cierto relieve, la ex delegada del Gobierno en Cataluña Susanna Bouis y el ex diputado de Unió Enric Millo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de noviembre de 2004