El presidente de Estados Unidos, George Bush, irrumpió ayer por sorpresa en las conversaciones para desbloquear el proceso de paz en Irlanda del Norte, que atraviesan un momento decisivo. Bush, mucho más reacio que su antecesor, Bill Clinton, a intervenir en los asuntos del Ulster, llamó ayer al reverendo Ian Paisley, líder del radical Partido Unionista Democrático (DUP). Se esperaba que más tarde llamara a Gerry Adams, líder de los republicanos del Sinn Fein, mayoritario entre la comunidad católica.
La intervención de Bush se produce en un momento crítico. Adams estuvo ayer en Downing Street y dos días antes hizo lo propio Paisley. Ambos se entrevistaron el miércoles en Londres, también por separado, con el primer ministro irlandés, Bertie Ahern. Ahern y Blair han redactado un documento para la restauración del poder autonómico en Irlanda del Norte que piensan publicar antes de fin de año, incluso en el caso de que no sea aceptado por todos los grandes partidos norirlandeses.
El DUP iba a recibir ayer una respuesta de Londres y Dublín a las 40 clarificaciones pedidas por Paisley sobre ese documento. Aunque los medios respiran gran optimismo, el acuerdo no es seguro pese a que Paisley ha pasado de su tradicional "nunca, nunca, nunca" sobre la posibilidad de que comparta Gobierno con el Sinn Fein, el brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), a un lenguaje extraordinariamente moderado. Ayer fue muy prudente al explicar la llamada de Bush. "Hemos tenido una conversación larga y provechosa", dijo. "Le he dicho que me gustaría estar en posición de llegar a un acuerdo, pero ese acuerdo tiene que ser justo y aceptable tanto para mí como para mi electorado en las cuestiones fundamentales que han bloqueado los progresos durante tanto tiempo".
Entre los temas todavía pendientes están el futuro del IRA y sus arsenales y la reforma de las instituciones autonómicas. Sobre el traspaso de la policía y la justicia al Gobierno autónomo parece haber un acuerdo desde hace meses, pero está bloqueado en la medida en que no se avance en el resto. Sobre la desaparición del IRA se vislumbra la posibilidad de que éste se declare stood down, que sin llegar a significar disuelto se podría traducir como "retirado". Sobre el desarme hay acuerdo para que un sacerdote de cada comunidad sea testigo, junto con el representante internacional, el general canadiense De Chastelain; el DUP, que hace unos meses exigía que se filmara la destrucción de los arsenales, exige que el menos haya fotografías. El DUP quiere modificar el marco institucional para controlar a través de la Asamblea de Irlanda del Norte ciertas decisiones de los ministros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de noviembre de 2004