Dentro de sus potentes muros la Casa de la Panadería albergaba dependencias para la recaudación de tributos, como el del trigo, destinado a costear la financiación de las diferentes reconstrucciones de la Plaza Mayor, castigada al menos por dos importantes incendios.
En su interior se encuentra un salón real, minuciosamente recobrado por el arquitecto Joaquín Roldán, con bellos zócalos de cerámica talaverana hoy recuperados, más espléndisos frescos de José Ximénez Donoso y Claudio Coello. Una alfombra azul, nueva, de la Real Fábrica de Tapices, cubre el suelo. Desde sus balcones del primer piso, los monarcas contemplaban los espectáculos de la plaza. Para afianzar su poder, la leyenda cuenta que los monarcas españoles descendían del mismísimo Hércules.
Por ello, la estampación de titanes, atlantes y colosos sobre la fachada fue elegida para decorar la Casa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de diciembre de 2004