Un juez británico levantó ayer la prohibición que él mismo había impuesto a un hombre para que pudiera acompañar a su mujer, enferma irreversible, a Suiza, donde ella quiere suicidarse en una clínica especializada en ayudar a morir a enfermos terminales que han decidido acabar con su sufrimiento.
La eutanasia no es legal en el Reino Unido y tampoco lo es ayudar a una persona a suicidarse. La situación legal en Suiza es distinta: el suicidio no es legal, pero ayudar a morir a un enfermo terminal que mantiene intactas sus condiciones mentales se considera un acto humanitario.
Varios ciudadanos británicos han viajado hasta Suiza con ese fin, pero los servicios sociales que atienden a la mujer protagonista de este caso, conocida como la Señora Z, recurrieron a la justicia al enterarse de que el marido se planteaba llevar a su mujer a Suiza para que pudiera cumplir allí su deseo de morir. El juez prohibió inicialmente el viaje, pero ayer levantó la prohibición alegando que es la policía la que debe actuar contra el marido si considera que éste infringe la ley. "El tribunal no puede frustrar indirectamente los derechos de la Señora Z. El papel del Señor Z no es un asunto que incumba a las agencias de justicia criminal", dictaminó el juez.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de diciembre de 2004