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OPINIÓN DEL LECTOR

Pregunta

Me pregunto qué mentes insensatas alumbran la peregrina idea de encender las luces navideñas a finales de noviembre. Miles de luces en ciudades de todo el mundo con casi un mes de antelación parece un derroche de energía superfluo e irresponsable.

Pero, al margen de connotaciones económicas y medioambientales, ¿es que estamos volviéndonos locos? ¿Es que tiene algún sentido? ¿Por qué no se le planta cara decididamente a tanta estupidez, a tanta incoherencia, a tanta arrogancia de los que deciden cuándo es primavera y cuándo Navidad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de diciembre de 2004