El ministro del Tesoro del Reino Unido anunció ayer que la economía británica crecerá un 3,25% en el año fiscal que acaba en abril y vaticinó un crecimiento de entre el 3% y el 3,5% en 2005. Gordon Brown hizo este anuncio en el tradicional ajuste presupuestario de otoño, en el que hizo una presentación eufórica de la situación económica y anunció un conjunto de medidas de claro corte electoralista con vistas a los comicios generales, previstos para mayo próximo.
El ministro presumió de datos: 1,2% de inflación, 2,7% de paro, tipos de interés al 4,75%, crecimiento por encima del 3%, aumento del nivel de vida superior al 3%. "La mejor combinación de baja inflación, bajo desempleo y altos niveles de vida en decenios".
Una vez más, el conjunto de los analistas juzgó demasiado optimistas las previsiones de crecimiento, pero Brown, desafiante, recordó que también se consideraban exageradas sus perspectivas para este año y se van a cumplir. El Tesoro británico proyecta un crecimiento del 3,25% este año, entre el 3% y el 3,5% en 2005 y del 2,5% al 3% en 2006. La OCDE, más cauta, estima que la economía británica crecerá un 3,2%, 2,6% y 2,4%.
Los expertos advierten de que si el crecimiento es inferior al previsto, reduciendo así las recaudaciones fiscales, o si se dispara el gasto corriente, Brown se verá obligado a subir los impuestos después de las elecciones o, alternativamente, cortar el gasto o incumplir las famosas "reglas de oro" que él mismo se ha impuesto para mantener el mensaje político de que los laboristas son capaces de manejar las cuentas públicas con prudencia. Esas reglas exigen que la deuda pública no supere el 40% del PIB y que las emisiones adicionales de deuda se destinen a inversión y no a gasto corriente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de diciembre de 2004