Tal parece que Moratinos debería de ser cesado si atendemos a las exigencias del PP. Lo entendería (aunque no lo compartiría) si ellos se midieran con el mismo rasero que utilizan para sus adversarios políticos. Todavía veo sentado en su escaño y aparentemente feliz al señor Trillo cuando en realidad donde debería estar sentado es en el banquillo. Escucho a Aznar negar lo evidente, cargar su propia responsabilidad sobre sus ex ministros, desmentir las declaraciones de los mandos policiales a los que el mismo nombró, además de practicar la técnica del ventilador. Y por último tengo que soportar la verborrea de Zaplana, famoso por dejar en bancarrota a la Generalitat. ¡País! Que diría Forges.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de diciembre de 2004