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OPINIÓN DEL LECTOR

Poema olímpico

Sale uno del portal y lo primero que halla es un infierno de vallas que dicen "Gas Natural". Haga frente al socavón sorteándolo como pueda y, si existe tropezón, caída, roce o contusión, continúe aunque le duela.

Deje atrás un chirimbolo, esquive allá cuatro motos y un sofá con un par de muelles rotos. Consiga doblar la esquina pensando que ya está a salvo, a riesgo que algún cascote, de un andamio y, de rebote, del susto le deje calvo o le rebane el cogote.

El andamio es traicionero: para pasar por debajo hace falta, lo primero, ir provisto de un plumero, pues cae polvo. Lo segundo es el valor que se tuvo un dos de mayo, pues dan tales martillazos que parecen cañonazos de un ejército invasor.

Así que lo más prudente será cruzarse de acera, mas, ¡maldición!, de repente, ves que también enfrente más parece una escombrera -o una trinchera del frente- que propiamente una acera.

A ese lado de la vía está en obras el Canal cambiando una tubería, luego hay que echarse a temblar, porque además del peligro que en cada zanja se fragua, esos te cortan el agua y no vuelve hasta San Isidro. Y no parece impensable, tal y como está el pastel, que, por echar algún cable, no aparezca Madritel a perforar, sin tardanza, lo poco que quede sano entre Atocha y Esperanza.

Este caos en realidad es artera iniciativa que pretende fomentar la actividad deportiva a nivel municipal, ya que obliga a superar cuatrocientos metros vallas para ir a comprar el pan.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de diciembre de 2004