Me ha parecido muy lúcido el análisis que, sobre la investigación y la empresa en España, Juan Manuel Kindelán ha realizado el pasado 30 de noviembre en las páginas de EL PAÍS. En el mismo, se afirma la urgente necesidad de una reforma radical en el CSIC -Consejo Superior de Investigaciones Científicas-. Los indicadores de patentes son actualmente un instrumento imprescindible para evaluar la eficiencia de los recursos públicos de I+D+i, especialmente de aquellos destinados a fines concretos en el sector productivo. En mi reciente investigación "Análisis de la innovación a través de las patentes" se constata que las patentes solicitadas por el CSIC, a principios de los años noventa, poseen una calidad técnico-económica inferior en un 15% al conjunto de las solicitudes españolas, siendo la de éstas, ya de por sí, muy baja. En contraste, el CNRS -Centre National de la Recherche Scientifique-, un organismo francés de competencias similares al español, presenta patentes con unas calidades 25% superiores al resto de la solicitadas por el conjunto de la sociedad francesa. Cualquier aportación para hacer del CSIC un centro de investigación eficaz y en consonancia con las realidades de nuestro país son bienvenidas; esta última del señor Kindelán es particularmente interesante.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de diciembre de 2004