A veces, los políticos nos hacen sentir vergüenza ajena. Recientemente, el Sr. Carod Rovira, presidente de Esquerra Republicana de Cataluña, ha hecho públicas unas lamentables declaraciones en las que él y su formación se cuestionan el apoyo de Cataluña a la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos del 2012. Valga puntualizar que el sentir de este señor no debe extrapolarse al de la mayoría de los catalanes, pues ERC no es ninguna formación política mayoritaria en nuestra comunidad autónoma, y que únicamente ha podido acceder a gozar de cierto protagonismo público en base a pactos como mínimo "poco elegantes", con el propósito de desbancar a la fuerza política más votada,hecho que consiguieron.
No creo equivocarme al afirmar que los catalanes en bloque no dudarán en respaldar la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos del 2012, del mismo modo que Madrid apoyó sin reservas la candidatura de Barcelona para los de 1992, en justa y deportiva correspondencia. Por cierto que, en aquellos momentos, el alcalde de Barcelona era Pasqual Maragall, hoy presidente de la Generalitat de Cataluña, el cual organizó aquellas jornadas, y del que esperamos una "llamada al orden" a sus socios de Esquerra, para que dejen de ponernos en ridículo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de diciembre de 2004