El belén de los famosos del Museo de Cera de Londres ha puesto en pie a la comunidad eclesiástica. Desde el Vaticano a la Iglesia anglicana y la presbiteriana se han elevado protestas ante la nueva versión del culto a la celebridad que sustituye a San José y la Virgen María por figuras realistas de David Beckham y su esposa, Victoria, la ex spice girl. A su vera, Tony Blair, George W. Bush y el duque de Edimburgo, en representación de los Reyes Magos. "Va más allá del mal gusto. Es ordinario. No se pueden utilizar personalidades contemporáneas como figuras centrales de la natividad", señaló un portavoz del Papa a la agencia Reuters. Al parecer, el Vaticano tan sólo acepta, y a regañadientes, la representación con famosos de figuras menores, como los pastores, en las estampas del nacimiento de Jesús. El comentario quizá más expresivo surgió de la residencia del arzobispo de Canterbury, sede de la Iglesia anglicana: "Cada generación intenta reinterpretar la natividad. Es la tradición, pero... Oh, Dios mío". La Iglesia presbiteriana fue en cambio tajante: "Va a ofender a mucha gente y se debería retirar". Una labor que el Museo Madame Tussaud se niega a contemplar. El belén de cera permanecerá en su sede de Londres hasta el 3 de enero porque, de acuerdo con su portavoz, "la gran mayoría de las personas se lo toman bien y les encanta. No sugerimos en ningún momento que estas celebridades representan realmente a los caracteres bíblicos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de diciembre de 2004