La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación nos enfrenta de manera contundente a una cruel realidad. Al año, cinco millones de niños mueren a causa del hambre. Este dato, leído con la prisa que nos condiciona, de entrada nos lleva a un gesto de sorpresa y luego al siguiente titular. Pero si nos detenemos un poquito y seguimos leyendo, veremos que son 800 millones de seres humanos los que están pasando hambre, que 22 millones de niños nacen con bajo peso debido a la mala y escasa alimentación de sus madres. Mi consejo es fácil: recorte la noticia del informe, lea la definición de justicia distributiva y luego ponga el recorte en un sitio visible. ¿Para qué? Muy fácil, para que nos vayamos dando cuenta hacia dónde caminamos y el orden de nuestras prioridades.
¿Por qué? Sencillamente por las fiestas que se avecinan, paz y amor, villancicos y turrón y consumir por consumir. ¿Merece la pena.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 10 de diciembre de 2004