El presidente portugués, Jorge Sampaio, anunció ayer la disolución oficial de la Asamblea de la República y convocó elecciones extraordinarias para el 20 de febrero de 2005.
En una declaración televisada, Sampaio explicó por qué decidió acabar con el Gobierno de centroderecha encabezado por Pedro Santana Lopes, que en julio pasado sucedió a José Manuel Durão Barroso, actual presidente de la Comisión Europea. La razón, según Sampaio, son "una serie de episodios" que afectaron a la credibilidad del Gobierno y a su capacidad de enfrentar los "retos estructurales del país" y de "movilizar a los portugueses".
El presidente, que en julio prefirió no convocar elecciones en nombre de la estabilidad política, concluyó ahora que la "descoordinación", las "contradicciones" y la "falta de consistencia" del equipo de Santana Lopes habían provocado una grave "crisis de confianza en las instituciones y el Gobierno".
Los sondeos de los últimos meses eran devastadores para el primer ministro, cuyo Gobierno era considerado "malo" o "muy malo" por más de la mitad de los portugueses. Y ayer, Sampaio destacó que encuestas más recientes, dicen que un 60% de la población apoya el fin anticipado de la legislatura, lo que confirma la importancia "de dar voz al electorado".
El perfil populista y controvertido de Santana Lopes, y el hecho de llegar al poder sin haberse sometido a la decisión de las urnas, no le permitieron disfrutar del estado de gracia que normalmente tienen los Ejecutivos nuevos. Todos sus actos fueron detalladamente controlados por la prensa, los analistas y también por Jorge Sampaio.
Los medios de comunicación fueron los que sistemáticamente han destapado sus aparentes limitaciones para ejercer el cargo de primer ministro. Pero tras sólo cuatro meses en el poder, Santana Lopes era criticado por prácticamente todos los sectores de la sociedad portuguesa, incluidos los empresarios, que en julio apoyaron su nombramiento, porque veían en él al heredero de de Durão Barroso, que tenía gran credibilidad entre los empresarios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de diciembre de 2004