Hasta ahora yo había visto dos cosas prohibidas conduciendo un coche: hablar por el móvil, a unos, y fumando a otros. Pero ayer, en Príncipe de Vergara, vi algo casi digno de equilibrista: ¡las dos cosas a la misma conductora! Mano izquierda cogiendo el volante, mano derecha con tres deditos agarrando el móvil, y con los otros dos deditos, un cigarrillo. Más insensatez, imposible.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de diciembre de 2004