Por primera vez en la historia de la Liga, un partido tuvo que ser suspendido a causa de una amenaza de bomba. Ocurrió ayer con el Real Madrid-Real Sociedad, que se encontraba 1-1 en el minuto 88, cuando las 70.000 personas que asistían al encuentro recibieron la orden de abandonar el estadio, lo que hicieron de forma modélica en apenas cinco minutos.
El aviso sobre la colocación de una bomba en el estadio Bernabéu fue recibido minutos antes de las 20.15 en la centralita de las oficinas del diario Gara en Guipúzcoa. Un varón transmitió el siguiente mensaje a la operadora: "Le llamo en nombre de ETA. Tome nota. Va a estallar una bomba a las nueve de la noche en el Bernabéu". El diario dio aviso al servicio 112 (SOS Deiak) y la alerta se fue transmitiendo hasta que llegó a los servicios de seguridad en Madrid. El procedimiento de la llamada hizo que los servicios antiterroristas dieran credibilidad al aviso, que luego resultó ser falso.
El ministro del Interior, José Antonio Alonso, informó de la amenaza al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien respondió que debían adoptarse las medidas que decidiesen los expertos de la cadena de mando policial. Y éstos se inclinaron por el desalojo por una cuestión de "prudencia" y por evitar riesgos innecesarios, según explicaron anoche fuentes policiales. El director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, se encontraba en el palco del Bernabéu.
Tomada la decisión, sobre las 20.30 se transmitió por megafonía a los espectadores la necesidad de desalojar el estadio, que fue vaciado en tiempo récord, unos cinco minutos, y sin que se produjeran incidentes significativos. A la vez, el árbitro, Vicente José Lizondo Cortés, tras consultar con los dos equipos, ordenó a los jugadores irse del césped.
Los agentes de Seguridad Ciudadana montaron cordones de seguridad para facilitar el trabajo de los expertos en desactivación de explosivos y los perros especializados en su detección iniciaron lo que se denomina la requisa, es decir la revisión del estadio.
Las gradas fueron revisadas visualmente y se localizaron "más de un centenar de mochilas y bolsas", la mayoría con bocadillos, bebidas y ropa de abrigo abandonadas precipitadamente por sus propietarios. La policía revisó tanto el estadio como el centro comercial anejo, los coches aparcados en el perímetro del campo y el aparcamiento subterráneo que alberga. Pero no encontró nada sospechoso, por lo que dictaminaron que se trató de una falsa alarma.
Los representantes de los dos equipos decidieron ayer disputar los siete minutos -incluido el tiempo suplementario- que, según el colegiado, faltaban para concluir el choque, el próximo 5 de enero, sin público. Sólo falta la pertinente aprobación de la Federación Española. La expedición de la Real abandonó anoche mismo Madrid.
Hubo un precedente. En mayo de 2002, horas antes de una semifinal de la Liga de Campeones entre el Madrid y el Barça, explotó un artefacto en los aledaños del Bernabéu.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de diciembre de 2004