El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acusó ayer al Gobierno del PP, con José María Aznar al frente, de haber cometido un "engaño masivo" a los ciudadanos a partir de la tarde del 11-M, cuando, según dijo, los cuerpos de seguridad se centraron en una sola línea de investigación sobre la matanza de Madrid, la del terrorismo islamista, frente a la de ETA que defendió el anterior Ejecutivo y el PP.
El jefe del Gobierno lanzó esta acusación durante su larga comparecencia en el Congreso ante la comisión de investigación del 11-M (al cierre de esta edición, tras más de 12 horas, no había concluido). Zapatero afirmó que los atentados fueron planificados y ejecutados por radicales islamistas, descartó la participación de ETA y denunció que la amenaza del terrorismo internacional había sido "subestimada" por su predecesor. "Los autores de los atentados no estaban en montañas ni desiertos. Por desgracia, estaban más cerca: en Lavapiés, Leganés y Morata de Tajuña". Para avalar sus afirmaciones leyó varios informes elaborados por la policía.
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El presidente ofreció a todos los grupos parlamentarios un gran pacto contra el terrorismo internacional, compatible con el que actualmente mantienen el PSOE y el PP contra ETA. También detalló todas las actuaciones de su Gabinete para proteger a España de la amenaza terrorista, cuyo riesgo calificó de "alto".
Zapatero rechazó las acusaciones lanzadas por el representante del PP, Eduardo Zaplana, sobre su presunta participación y la de su partido en las protestas frente a sedes populares en la víspera de las elecciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de diciembre de 2004