Vaya por delante que soy radicalmente ateo, y una de las cosas que más me molesta de esta ciudad es la importancia artificial que se le da habitualmente a la religión católica, por todo ello me importa un higo que los musulmanes de Sevilla tengan o no mezquita. Un cura es un cura, sea de la religión que sea, y bastantes destrozos han hecho los curas y sus acólitos aquí y en todo el planeta (lo último, animar al no uso del preservativo, que tantas vidas esta salvando del SIDA). Pero quiero recordar la cesión por parte de las autoridades de la actual iglesia de los gitanos, junto a los jardines del Valle, a una entidad privada (la iglesia católica) para la práctica de una actividad privada (práctica religiosa) no compartida con todos. Quiero recordar que ese recinto estaba reclamado por asociaciones vecinales y ciudadanas desde hace mucho tiempo para equipamientos sociales, sin embargo se optó por cedérselo a una comunidad de la ciudad (la católica) y no al disfrute general de todos los ciudadanos. Si entonces a todo el mundo le pareció bien, y ahora cuando se pretende hacer lo mismo con otra comunidad (la musulmana) en Bermejales se muestra la más absoluta repulsa, es por puro y simple racismo. Y que no nos cuenten cuentos, que nos los sabemos todos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de diciembre de 2004