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Editorial:

El IPC de las pensiones

La tasa anual de inflación experimentó en noviembre una leve desaceleración. Después de ajustar el IPC mensual, que subió el 0,2%, la inflación interanual se sitúa en el 3,5%, una décima menos que en octubre; y la inflación subyacente, que descuenta los precios de la energía y de los alimentos sin elaborar, se mantiene en el 2,9%. La inflación se ha tomado un respiro, quizá breve. Pero el alivio no basta para sortear la compensación de las pensiones por exceso de inflación. El Ministerio de Trabajo tendrá que pagar 1.872,87 millones de euros a los pensionistas para ajustar la diferencia entre la inflación prevista y la real. La paga extra forma parte del ritual propio de una economía que lleva varios años sin "acertar" con las previsiones de aumento de precios; con demasiada frecuencia, ni siquiera se aproxima.

Vista la evolución de los precios durante este año, una de las interpretaciones más plausibles para el resurgimiento de la inflación es que la economía española resiste mal los impactos que se producen cuando sube el precio del petróleo. Está por ver si es más o menos vulnerable que el resto de los países europeos; pero mientras se analizan las consecuencias del encarecimiento del crudo, lo cierto es que el componente más inflacionista de los últimos 12 meses ha sido el transporte (7,4%), precisamente el sector que recibe el impacto directo de cualquier subida de los combustibles. A cierta distancia le siguen las bebidas alcohólicas y el tabaco (5,6%), y, cómo no, la vivienda (4,3%), un factor inflacionista de primer orden durante los últimos años.

La suerte está echada para este año. Lo más probable es que la tasa de inflación se cierre con un aumento del 3,5%. No es un buen dato, aunque existen fundadas expectativas de que bajará en los próximos meses. Veremos cómo se refleja en la negociación de los convenios.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de diciembre de 2004