- 1. "Creo que hubo una minusvaloración de la amenaza y cierta frivolidad en la asunción de nuevos riesgos. Se minusvaloraron informes nacionales y extranjeros que alertaban sobre la amenaza de ese tipo de terrorismo y también se menospreció el conflicto de Irak y el atentado de Casablanca. Sobre este último el Gobierno ignoró que el hecho era una amenaza directa. El Gobierno consideró que el terrorismo islamista como algo externo, que tenía en nuestro país una plataforma de organización y que lo que hacía era colaborar con otros. Algo parecido a lo que Francia hizo con España durante años a propósito de ETA, que consideró que no era algo suyo. En suma, el Gobierno español no lo consideró como un terrorismo propio y, por tanto, no diseñó una estrategia propia".
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- 2. "Hubo un engaño evidente del 11 al 13 de marzo. La reacción inicial fue de ofensiva / defensiva. Ofensiva, para utilizar electoralmente contra la izquierda la entrevista de Carod Rovira con ETA y eso funcionó 24 horas. Y después de que apareció la furgoneta utilizaron el dogma de ETA y ocultaron avances de la investigación islamista y continuaron diciendo que era ETA".
- 3. "Ningún compareciente, ningún dato judicial o policial avala otra tesis que no sea la del terrorismo islamista. No existe relación estratégica ni operativa entre los dos terrorismos a pesar de la tesis esotérica del PP en contrario, aunque puede haber habido relaciones personales en las cárceles".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de diciembre de 2004