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CARTAS AL DIRECTOR

Navidad solidaria

En estos días viene a mi memoria la lección de dignidad de un indigente cuando, en un día de Navidad, contestó que si había estado mal comiendo todo el año seguramente podía aguantar un día mas. Llevaba razón, una sociedad que se precie no necesitaría de episodios solidarios salvo en casos de catástrofes. La igualdad de oportunidades y una justa redistribución de la renta, a través de los impuestos, debería bastar. Sin embargo, un año más, al llegar estas fechas volvemos a ver a las elites de siempre repartir en tómbolas, rastrillos y albergues su falaz conciencia en forma de migajas. La solidaridad sólo se da cuando un grupo de personas comparten sus recursos escasos. Al resto le basta con no defraudar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de diciembre de 2004