Hace tres años, Hal Hartley, uno de los gurús del cine independiente americano, afirmó que la fórmula de su obra estaba agotada y que debía reflexionar tras el fracaso de No such thing (2001) para ver hacia dónde le apetecía dirigir sus coordenadas. Algunos no parecen haberse enterado. Mientras Hartley hacía examen de conciencia, jóvenes como Marc Munden intentaban imitar las trasnochadas señas de identidad de filmes como Simple men. El resultado es Miranda, ópera prima de Munden.
Pero Miranda no alcanza ni una mínima cota de las que llegó a conquistar Hartley. Munden desecha la carga de profundidad del autor americano para agarrarse sólo a su extravagancia, y el resultado es más farragoso que excéntrico. Además, Munden y su guionista muestran una llamativa torpeza narrativa al ser incapaces de contar su historia a través de imágenes o diálogos.
MIRANDA
Dirección: Marc Munden. Intérpretes: Christina Ricci, John Simm, Kyle MacLachlan, John Hurt. Género: comedia. Reino Unido, 2002. Duración: 90 minutos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de diciembre de 2004