Como reza el conocido refrán italiano, parece que cada vez que llueve, nieva en nuestro caso, la culpa es del Gobierno. Ciertamente continúa habiendo la descoordinación y la falta de medios de anteriores ejecutivos (la admisión de errores resulta en cambio refrescante) pero está igualmente claro que a las puertas de un temporal no puede alegremente salirse sin cadenas a la carretera, estando como estábamos avisados desde hacía días de la ola de frío polar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de diciembre de 2004