No estaba previsto que el ministro de Defensa tomase la palabra en el acto de ayer. Y no lo hizo. Sin embargo, cuando ya había concluido, quiso despedirse de la representación de las Fuerzas Armadas que había asistido a la firma de la directiva. Fue en las escalerillas del palacio de la Moncloa, donde los militares se habían fotografiado con el presidente del Gobierno y cuando éste ya se había marchado.
Bono empezó por felicitarles el Año Nuevo y parecía que iba a limitarse a un saludo más o menos protocolario. Pero Bono nunca es protocolario. Tras desearles que en 2005 asciendan todos los que deban hacerlo, les agradeció su lealtad, obediencia, disciplina y su amor a España.
A continuación, les dijo que "la soberanía [de España] es indivisible" y que "el uniforme que lleváis lo garantiza". En el momento en que el Parlamento vasco estaba debatiendo el plan Ibarretxe, cuyo núcleo es precisamente la atribución de la soberanía al pueblo vasco, ignorando que la única fuente de soberanía reconocida por la Constitución es el pueblo español, que se expresa a través de las Cortes Generales, las palabras del ministro adquirían un especial significado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de diciembre de 2004