El viernes 18 de diciembre salí a cenar con unos amigos y dejé el coche en casa, siguiendo las recomendaciones hechas en todos los medios de comunicación.
El problema fue que cuando a las dos de la mañana decidí volver a casa me tocó ir andando desde la zona del Bernabéu a Príncipe Pío.
Era imposible encontrar un taxi libre y las empresas de taxis no contestaban al teléfono. En la hora y media que estuvimos caminando, sólo vimos alguno de ellos subiendo la cuesta de San Vicente.
Las paradas de autobús parecían manifestaciones y algunos búhos ni siquiera paraban porque iban llenos. ¿No se podría reforzar en esos días clave la flota de autobuses y taxis para que realmente podamos dejar el coche en casa?
Y después de todo, yo tuve suerte de poder volver andando. Me pregunto qué hizo la gente que vive en Majadahonda, Móstoles, Villaverde... y que tuvo, como yo, la idea de seguir las recomendaciones del Ayuntamiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de diciembre de 2004