Los insurgentes iraquíes asesinaron ayer a tiros al gobernador de Bagdad, Alí al Haidari, y a seis de sus guardaespaldas. Ya son más de cien las personas que han muerto en Irak en los primeros días de enero, en vísperas de unas elecciones vapuleadas por los ataques de los rebeldes. Ayer, un camión bomba mató a 10 personas e hirió a 70 en el centro de Bagdad, y cinco soldados estadounidenses fallecieron en distintos ataques. Ante tanta violencia, el presidente de Irak, Gazi al Yauar, sugirió a Naciones Unidas un retraso de las elecciones, previstas para el 30 de enero.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de enero de 2005