El primer volumen -gratuito- de la Historia Universal está dedicado a los orígenes del universo y de la Tierra, a la aparición de la vida y al origen y evolución de la especie humana.
El tomo -que consta de 250 páginas y tiene numerosas fotografías, dibujos, mapas y croquis que ayudan a comprender los textos redactados por los especialistas- analiza también los comienzos del arte en la denominada prehistoria, las primeras edades de la piedra en Europa y la revolución neolítica. De la piedra, se pasa a estudiar la edad de los metales, primero el bronce, luego el hierro, que aparece en los lugares de Hallstatt (actual Austria) y en La Tène, cerca del lago suizo de Neuchatel. El tomo se cierra con los capítulos dedicados a los pueblos del norte de Europa y a las primeras civilizaciones mediterráneas: la minoica y la micénica.
Los 20 volúmenes ofrecen un compendio de divulgación interpretativa de la historia con un alto grado de calidad científica. Historia Universal está planificada como obra de consulta de uso permanente. Con textos de fácil lectura y un diseño ágil, sin faltar por ello al rigor y la calidad, pretende llegar al mayor número posible de personas interesadas en conocer la historia en su sentido más amplio. Al mismo tiempo, cada domingo se presentará en las páginas del periódico el volumen que se ponga a la venta junto a una entrevista a un historiador especializado en el periodo correspondiente.
Esta promoción tiene validez en todo el territorio español, pero no en el extranjero.
Los tomos 2 y 3, al precio de uno
Hoy, domingo, junto con el ejemplar de EL PAÍS, el lector obtendrá gratis el primer volumen de la obra, y el domingo próximo, día 16, excepcionalmente se entregarán conjuntamente los tomos segundo y tercero a ese mismo precio. Sólo, por tanto, desde el domingo 26 y para los 17 volúmenes que faltan para completar la obra, el precio individual será de 9,95 euros. La información completa sobre la colección se halla en la Red (www.elpais.es).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de enero de 2005