"¿Qué pasa? ¡Es que nosotros también somos americanos!". Leonardo, Christian, Lisette, Henry, Vladimir, Byron... La pandilla de chavales ecuatorianos se justifica con esta frase cuando se les pregunta por qué muchos de ellos van vestidos a la mejor manera made in USA. "A mí me gusta vestir así, con camisetas de baloncesto, colgantes, gorras", explica Vladimir, que no desentonaría en una película sobre el Bronx. El fenómeno ya se observa en muchos de los adolescentes latinoamericanos que residen en Madrid y que con su indumentaria parecen imitar a sus colegas estadounidenses.
La mayoría de estos chavales, de entre 15 y 18 años, han nacido en Ecuador pero ya lleva bastantes años viviendo en España. Se han quedado entre dos aguas, aunque si se les pregunta de dónde se sienten lo tienen muy claro: "¡De Ecuador!", dicen a coro, mientras alguno hace el gesto patriótico de golpearse el pecho.
MÁS INFORMACIÓN
Todos van al mismo instituto y la semana pasada aprovecharon la tarde para ir a patinar a una de las pistas de patinaje sobre hielo al aire libre que hay en el distrito de Fuencarral-El Pardo. "También tenemos amigos españoles, pero sobre todo nos relacionamos con ecuatorianos", explican.
Sobre los novios y las novias, uno intenta explicar que se le dan mejor las chicas ecuatorianas. "¡Y a mí, las rumanas!", suelta otro, ante la risotada general del grupo.
De momento, quieren seguir estudiando y seguir en España. Algunos han podido volver en los últimos años a su país. De su experiencia sólo tienen palabras gratas: "Todo chévere".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de enero de 2005