En estos días de noticias negativas sobre todo lo relacionado con la Sanidad Pública, quiero, a través de estas líneas, agradecer de todo corazón el tratamiento recibido, tanto profesional como humano, del personal de todas las áreas implicadas en el tratamiento de un tendón roto de un pie, es decir, urgencias, quirófano y estancia en la Unidad de Traumatología del Hospital Universitario Gregorio Marañón entre los días 29 de diciembre y 4 de enero.
Quiero hacer constar que, como consecuencia de la saturación de las salas de urgencia de los hospitales y el desbordamiento que conlleva, estas personas trabajan en unas condiciones muy tensas y difíciles y que, sin embargo, no merman en nada su profesionalidad y buen hacer, fuera el área que fuera, cargando además con lastres que no son suyos. Denunciemos y exijamos a quienes tienen toda la culpa de esta situación, que no son sino los de siempre, nuestros políticos de turno, pues desde hace más de 25 años ya había camas en los pasillos de las urgencias y ahí siguen. A todos estos profesionales, mi reconocimiento y gratitud.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de enero de 2005