El entrenamiento de ayer en La Masía fue suave, pero no estuvo exento de alguna acción dura, como la entrada que Ronaldinho le hizo nada menos que a Frank Rijkaard. La acción no tuvo mayores consecuencias, entre otras cosas, porque el entrenador azulgrana saltó a tiempo para evitar la bota derecha del delantero brasileño, que se empleó a fondo, quizá como revancha tras el disgusto de Vila-real. Pese a la espectacularidad de la entrada, ninguno de sus protagonistas le dio mayor importancia, y el entrenamiento terminó con normalidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de enero de 2005