En mi barrio hay un mercado, un quiosco de prensa y muchos servicios legales más. En mi barrio han aparecido unos señores que se llaman agentes de Movilidad que vigilan escrupulosamente que los periódicos y las revistas del quiosco no rebasen ni en centímetros el exterior del puesto; tan afanados están en su labor que han llegado a pasar por allí tres veces en un día para ver que un señor que trabaja desde las seis de la mañana hasta las ocho de la tarde (con frío o con calor) obedece a rajatabla sus normas.
En mi barrio, al lado del mercado y del quiosco, hay mucha manta ilegal vendiendo música y vídeos; puestos de fruta, también ilegal, y, ahora, puestos de perfumes caros, tan falsos como ilegales. Pero ninguna de estas actividades se ha visto reducida por presencia alguna de los agentes de Movilidad. En mi barrio, como en otros muchos barrios de Madrid, es más cómodo imponer la ley a los ciudadanos legales que a los ilegales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de enero de 2005