Día 29 de diciembre pasado, diez de la noche, y en la mediana de la calle de Valmojado nos encontramos con una mujer muy ligera de ropa, a pesar de las bajas temperaturas, en clara actitud de ofrecer sus servicios. Llamo a la policía para ver qué se puede hacer y me dicen que debo denunciarlo en comisaría y alertar a las asociaciones de vecinos. Mi temor es que se generalice esta lacra en nuestro barrio con todo lo que esto implica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de enero de 2005