Con la defensa a ultranza del defenestrado Plan Hidrológico Nacional y el enorme cisco montado a cuenta del valenciano por bandera, los actuales gobernantes de la Comunidad Valenciana siguen tejiendo su peculiar cortina de humo que encubra un proyecto agotado y lastrado por deudas ingentes.
Moderna revisitación del ya antiguo panem et circenses, la lengua y el agua apelan a los sentimientos más primarios de los valencianos, instrumentalizados con un único propósito: mantenerse en el poder a cualquier precio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de enero de 2005