JOHN SNOW SIGUE en su puesto porque la Casa Blanca no ha podido encontrar nadie mejor para sustituirle. De 65 años, tuvo que soportar una filtración en The
Washington Post en la que una fuente del Gobierno
decía que podía seguir
"lo que quisiera, siempre que no fuera más que unos cuantos meses". Su tarea es complicada: contribuir a que salgan adelante en el Congreso y en la opinión pública los planes de Bush de permitir a los empleados jóvenes que inviertan parte de sus impuestos en fondos
de inversión para complementar sus futuras pensiones, y reformar el sistema fiscal y mantener los recortes de impuestos. Snow, con poco cartel en Wall Street, debe también defender el compromiso de rebajar a la mitad el déficit
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en cinco años, un plan que suscita incredulidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de enero de 2005