El distrito de Moratalaz ha dejado de ser un fiel retrato de la sociedad española, una consideración que alcanzó en los años sesenta y setenta, cuando españoles de todas las regiones que emigraban en busca de una posición económica más desahogada se instalaron en sus calles.
Ahora en cambio ha notado menos que otros distritos de la capital la llegada de población inmigrante y se ha convertido en el último en cuanto a población extranjera, pues sólo alrededor de un 8% de sus vecinos lo son: 8.543 de sus 108.211 vecinos.
La media de toda la capital es del 14,11%, y en un distrito como Centro se supera el 25%.
La edil del distrito, Fátima Núñez (PP), afirma con orgullo que la inmigración ha "enriquecido el barrio", pues ahora se hablan más idiomas, hay convivencia de culturas y, lo que es muy importante, hay más niños. "La población de Moratalaz llegó en su mayoría en los años del desarrollo, en los sesenta y setenta, y la natalidad era baja hasta hace pocos años. La inmigración rejuvenece barrios, lo que es muy importante y positivo para la sociedad", considera la concejal de Moratalaz.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de enero de 2005