Fui con mi nieto, de dos años, a pasear a la plaza de Cervantes, en Alcalá de Henares. Allí han instalado una pista de patinaje sobre hielo y a mi nieto le encanta ver cómo patinan los niños y jóvenes. Se oía una música pachanguera y la letra era: "Dale con el látigo más y más, dale con el látigo que se ha portado mal". Sólo eso.
Como a unos diez metros se encuentra el Ayuntamiento. Me dirigí a un agente local que se encontraba dentro para comunicarle mi indignación por lo que estaba escuchando y pregunté si podían hacer algo para evitarlo.Me dijo: "Señora, eso no tiene importancia. Usted está ya desfasada". Cerca, dos agentes más jóvenes rieron mi indignación. Le pregunté por su nombre, a lo que me respondió señalándome el número de su placa.
Hace unos veinte años presencié cómo, en una comisaría de policía, mandaban a una mujer que había acudido a denunciar a su marido por malos tratos que regresara a casa y que se portara bien. ¡No hemos adelantado nada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de enero de 2005